Chorreras del Arroyo de Santa María.
El amigo Víctor me comento que quería hacer una ruta por los montes carpetanos desde El Paular subiendo por varios arroyos que hay por la zona. Me pregunto que como veía la idea y en un instante le recordé alguna intentona por la zona con resultados infructuosos por la gran cantidad de fincas privadas que existen y que hacen inviable tal iniciativa.
Pero me comentó que en el arroyo de Santa María había una zona bastante escondida en la que al parecer había unas cascadas, me falto tiempo para ir a comprobarlo...
Nos encontramos en las inmediaciones de los Montes Carpetanos, sus cumbres forman una barrera natural ante los fríos vientos húmedos del noroeste. Esta barrera crea un microclima muy particular en el Valle del Lozoya, con acusadas variaciones térmicas desde las cotas más altas hasta las zonas baja y que hacen de este emplazamiento un lugar idílico para emprender excursiones de senderismo en cualquier época del año.
Partimos de la localidad de Rascafría y lo haremos desde el polideportivo Francisco Zapater en el que podremos aparcar sin problema.
Salimos en dirección al robledal de Horcajuelos al igual que lo hemos hecho en otras muchas rutas que parten desde aquí.
A los pocos metros de comenzar nos sorprende el ver gran cantidad de buitres esperando con ansias la salida del sol, para extender sus alas y calentarse antes de iniciar el vuelo matutino.
Un vistazo atrás nos sirve para contemplar el entorno del Monasterio de Santa María de el Paular y el valle de Lozoya, en otras condiciones veríamos la cuerda larga detrás, pero hoy el día amaneció con nubes bajas que nos impiden verlo.
Tras pasar la puerta que da acceso al Robledal de Horcajuelos emprendemos la subida por el sendero, en una curva decidimos continuar campo a través para que mi compañera de ruta me muestre una curiosa peña a la que hemos bautizado como Peña de la gallina por su parecido con esta ave desde la perspectiva que llevamos.
Si no queréis hacer este tramo, bastará con seguir la subida tradicional hasta el carro del diablo, al que poco más adelante llegaremos por cualquiera de los dos métodos escogidos.
Llegados a este punto vamos a seguir el sendero de ascenso hacia el puerto del Reventón, pararemos en unas rocas que nos servirán de improvisado mirador natural.
Me fijo en una pequeña reguera que va a nuestro lado en el ascenso y lo que creía que eran huevos de rana resultan ser unas burbujas, pero no me resisto a fotografiarlas.
Desde aquí también tendremos unas impresionantes vistas del pico del Nevero y del mirador de Calderuelas con su torre de vigilancia en lo alto del cerro.
En una curva abandonamos el PR-M 10 y vamos por la linde en un pinar sin ganar altura, hasta llegar a las inmediaciones del arroyo de Santa María.
Ahora viene la parte "aventurera" de la ruta, no hay ningún tipo de sendero ni hito, es todo salvaje y por un terreno repleto de vegetación que no nos lo pondrá fácil.
Vemos la primera de las Cascadas, llegar a ella es relativamente fácil si no fuera por la vegetación, pero sin ningún otro inconveniente llegamos a su base.
Se trata de una catarata doble, ya que encima de la principal tiene otra que forma un conjunto muy vistoso.
Conviene advertir al lector que nosotros hemos ido en época de lluvias y que es probable que no siempre luzcan con este esplendor.
La primera cascada es muy bonita, pero queremos más y cruzamos el arroyo para ir por el margen izquierdo (según subimos) para ascender a la segunda.
Seguimos ascendiendo por el mismo lugar hasta alcanzar una tercera cascada que se encuentra escondida detrás de la vegetación de la zona.
Esta tercera cascada es la más alta de las que hemos visto hasta ahora y al final de la misma tiene una lancha de piedra que hace de tobogán por la que el agua se desliza rápidamente.
Ahora cruzamos el arroyo, ya que vemos que es más fácil (a priori) continuar la ascensión por la orilla contraria.
El terreno vuelve a complicarse y este es el peor tramo de la ruta, aparte hay un reciente desprendimiento en la ladera el cual os aconsejo evitar transitando por la parte superior.
Llegamos a la última de las cascadas de este tramo superior.
Entendemos que ahora lo mejor sería descender y dejar la posible exploración a partir de esta para otra ocasión.
En el trayecto de bajada me topo con este maravilloso ejemplar de macho adulto de Atypus affinis.
Seguimos bajando por el pinar que va cerca del cauce del arroyo y de vez en cuando nos asomamos a ver alguna de las muchas cascadas que nos encontraremos.
Cruzamos la pista, que nos servirá más adelante para llegar hasta el monasterio de santa Maria del Paular, y continuamos descendiendo al lado del arroyo.
Llegamos a un tramo en el que tenemos una repisa de roca he inmediatamente despues hay un brusco descenso y ahí justamente es donde se encuentra la más espectacular de las Chorreras que veremos hoy.
Intentamos verla desde su parte superior, pero se encuentra muy encajonada, siendo prácticamente imposible verla desde arriba.
Iniciamos el descenso y me separo un poco para observarla a media altura, pero tampoco se ve en toda su amplitud.
Seguimos bajando (con mucha precaución) y nos situamos encima de una gran roca sobre la que tendremos la mejor vista de esta gran chorrera.
Cada vez me sorprendo más de lo poco que conozco de la Sierra de Guadarrama, ni me imaginaba que pudiera existir semejante chorrera y más de que no fuera conocida.
Eso sí, hay que tener mucha precaución al asomarse a este mirador, ya que la roca tiene musgo y un resbalón aquí sería fatal.
Volvemos a subir para llegar hasta el puente y continuar por la pista dirección S. Ahora caminar por aquí es mucho más sencillo y llevadero, nuestras piernas lo notan.
Cruzamos de nuevo un arroyo, esta vez es el de La Cantera, oíos un rugido de aguas precipitándose y nos acercamos a contemplar una vistosa chorrera que se encuentra cerca de la pista.
Continuamos caminando cómodamente por la pista hasta que nos unimos al GR-10.
Pasamos entre multitud de fincas en este tramo, nos llama la atención la gran cantidad de pinos cortados y preparados para su transporte que se encuentran en una de esas fincas.
Pronto llegaremos a la intersección con la carretera M-604 que recorre todo el Valle del Lozoya. No la cruzaremos ahora, seguiremos por una senda que va paralela a ella en dirección N.
Pasaremos al lado de la ermita de la virgen de la Peña, no pudimos acercarnos por encontrarse cerrado el acceso a ella.
Seguimos dirección N hasta llegar a las puertas del Real Monasterio de Santa María de el Paular.
Os dejo el enlace a su web donde tendréis más información sobre visitas, exposiciones y demás actos que se celebran allí.
Cruzamos la carretera M-604 y atravesamos el Puente del Perdón que salva las aguas del río Lozoya.
El nombre del puente tiene su origen a que en él los presos podían recibir el indulto de su sentencia por parte del tribunal que les juzgaba. En ese caso eran liberados con el río Lozoya como testigo, si eran condenados se les ajusticiaba en la cercana Casa de la Horca.
Este robusto y majestuoso puente fue construido por los monjes de El Paular hace ya tres siglos en sustitución de uno de madera que desapareció debido a las crecidas del río Lozoya. La función originaria era la de facilitar la comunicación entre el monasterio y una fábrica de papel, situada al otro lado del río. Se comenta que de esa fábrica, hoy extinta, salió el papel utilizado para la primera edición del Quijote.
Nada más pasar el puente giramos a la izquierda con orientación NE para ir al encuentro del bosque Finlandés, otro icono de la zona.
Pasamos por las ruinas de la antigua fabrica de papel que se encuentran en muy mal estado.
No ha aparecido a día de hoy documento que contenga una descripción directa del molino y tampoco han quedado restos materiales que permitan reconstruirlo fehacientemente. Solo datos aislados nos hablan de él.
Por ejemplo, el tamaño de la superficie sería de “el edificio setenta y ocho mil doscientos setenta y cuatro pies cuadrados superficiales, con inclusión de la huerta. Sin contar con el gran estanque que surte de agua a las ruedas que dan movimiento a los mazos”
Por documentos encontrados en el Archivo Histórico y en la BibliotecaNacional sabemos que se quemó al menos dos veces. Una en 1625 y otra en 1752. En las dos quedó prácticamente destruido. Tanto que en la primera el rey Felipe IV perdonó a los monjes el pago anual de impuestos para que pudiese reconstruirlo. Solamente en el tiempo de reconstrucción de ambos incendios y durante la Guerra de la Independencia(1808-1814) el molino dejó de funcionar porque las tropas de Napoleón se instalan en el monasterio.
Ya solo nos queda volver a cruzar otra vez el río Lozoya para volver a la localidad de Rascafría y dar por concluido este magnifico día de aventuras.
Gracias a Ana por acompañarme en estas expediciones.
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