Brihuega (La provenza Española)

La Provenza española.

Así denominan a Brihuega desde que hace unos años se desató la fiebre de la lavanda. Esta villa de La Alcarria se viste de color malva cada mes de julio, justo antes de la siega del espliego “verdadero nombre de la planta: la lavanda es el aceite esencial que esta produce”.



Cada verano, miles de visitantes acuden a las colinas que rodean a la pequeña ciudad buscando la fotografía perfecta de esos campos infinitos, especialmente hermosos y aromáticos tras una mañana de lluvia o en el ocaso. Pero hay mucho más que ver en Brihuega que los campos de lavanda. Su amurallado casco histórico guarda multitud de secretos: kilómetros de galerías subterráneas, un romántico jardín o el museo de miniaturas de un hipnotizador.




El pueblo engalana las calles principales y por doquier hay elementos que recuerdan el festival que se celebra en estas fechas.

Mirando hacia arriba, también nos encontramos elementos decorativos propios del color del evento.


Situada en un altiplano sobre el río Tajuña, el valle de Brihuega está habitado desde tiempos remotos: existió un poblado celtíbero de nombre Brioca. La villa, musulmana y más tarde castellana, presume desde antaño de abundantes fuentes y manantiales de aguas cristalinas que riegan campos y huertas.


Por algo es conocida como el Jardín de la Alcarria. Aunque el parterre más bello y romántico, al que Cela dedicó su prosa, son los de la antigua fábrica de paños, mirador a Brihuega.

El castillo de la Peña Bermeja.

Resulta curioso que el primer monumento con el que se topa el visitante al penetrar al casco histórico de Brihuega sea su castillo, en la parte baja del pueblo. Desconcertante cuanto menos, si pensamos en que los baluartes defensivos siempre se sitúan en las partes altas, más inaccesibles, para cumplir mejor esa función para la cual fueron construidos. Esto tiene una explicación: en el siglo XI, época en que se alzaron sus muros, la villa de Brihuega se ubicaba más abajo, a orillas del río. Las abundantes crecidas con sus consecuentes destrozos propiciaron que todo el pueblo se fuera moviendo al llamado “Barrio Nuevo”. Con el paso de los siglos se convirtió en el corazón de la urbe, quedando el castillo en la parte baja. Aunque en realidad, siempre fue más un palacio residencial que defensivo, para el recreo de los reyes taifas de Toledo.

Aún hoy, los muros del castillo de la Peña Bermeja guardan el antiguo cementerio de Brihuega. Merece la pena asomarse al patio de armas y dar un paseo por el prado de Santa María, donde se localiza la bonita iglesia del siglo XIII Nuestra Señora de la Peña.



Ciudad de las tres culturas.

Brihuega fue declarada Conjunto Histórico – Artístico en los años 70. Además del castillo y murallas, por su entramado medieval se pueden ver iglesias del siglo XIII como la de San Felipe -en cuya fachada luce una estrella de seis puntas- o la de San Miguel. El rollo jurisdiccional de granito, instalado en el siglo XVI, daba fe de su título de villa, con fuero y jurisdicción propia. En realidad, ya desde el siglo XIII se reconocía que todos los habitantes de Brihuega, independientemente de cuál fuera su religión, tenían derecho a un trato igualitario.

Una escalera de piedra muestra la boca de uno de los sitios más misteriosos que ver en Brihuega: las cuevas árabes. Un laberinto de túneles subterráneos que se ramifican por debajo de la villa como una gran red de telarañas, con unos ocho kilómetros de longitud. Comunicadas con la muralla y el exterior de ella “Por si se necesitaba una vía de escape” las galerías fueron excavadas en los siglos X y XI para servir de refugio y huida en los asedios a Brihuega. Se puede visitar un pequeño tramo, preguntando en la carnicería anexa al acceso de las cuevas en la plaza del Coso.





Otra actividad destacada es poder visitar el museo de Miniaturas del profesor Max, el hipnotizador, ubicado en convento de San José.
Juan Elegido Millán fue un famoso ilusionista que viajó por todo el mundo, derrochando magia e imaginación.



Otra de las citas que no puedes perderte es el Festival de la Lavanda.
Cada mes de julio desde 2015 los campos de la comarca de Brihuega se visten de morado e impregnan el aire con el aroma de Lavanda, un verdadero espectáculo que despierta los sentidos.
Hay varios campos de Espliego para poder visitar, dos de ellos  son los mejor preparados, ya que cuentan con amplios aparcamientos habilitados para poder visitarlos.



El segundo de ellos es en el que estuve y se localiza en el siguiente mapa.



En honor a la nueva recolecta tiene lugar cada año el Festival de la Lavanda, con conciertos únicos al atardecer. Los invitados 
vestidos de blanco se mezclan con los campos morados, la puesta de sol, el aroma de la Lavanda y la música para disfrutar de una experiencia única e inolvidable.


La floración se produce durante el mes de julio. El estado de la floración solo es posible conocerlo a lo largo del mes de junio, puesto que depende exclusivamente del clima de primavera.



El espliego es un arbusto denso que puede alcanzar hasta un metro de altura, siempre verde y duradero. Los tallos son cuadrados, muy ramificados, con ramas herbáceas profusamente cubiertas de hojas. A partir del segundo año, los tallos se hacen leñosos y retorcidos, sobre todo en la base. Las hojas son largas y estrechas, lineales, vellosas de jóvenes y de color gris que se va volviendo verde.


Desde principios de verano aparecen las flores azul púrpura en densas espigas terminales con largos pedúnculos. Tanto las hojas como las flores están cubiertas de glándulas de aceite, que hacen que toda la planta desprenda un agradable aroma. Las semillas son diminutas, de color marrón y se recogen de las cabezas de las flores.


La siega de los campos suele comenzar a finales del mes de julio o a principios del mes de agosto, cuando la flor ya ha tomado un color grisáceo. Esta labor termina entre la segunda o tercera semana de agosto, despidiendo así la temporada de la floración.



Se puede acceder a los campos sin ningún problema, lo único es ser respetuosos con la siembra, ya que de este cultivo viven numerosas familias. 
Aconsejo ir al atardecer, ya que obtendréis las mejores luces y hará las delicias de los amantes a la fotografía.



 Otro imprescindible si estáis por la zona es acercarse a las ruinas de Cívica.

Se encuentra entre las localidades de Masegoso de Tajuña y Brihuega, la aldea abandonada de Cívica parece un lugar sacado de una película fantástica o de un libro de Tolkien.

 








No se sabe mucho de la historia y pasado de Cívica. Solo hay algunas citas sueltas que aseguran que aquí hubo una casa grande y una granja que fueron compradas en 1441 por los monjes jerónimos de Villaviciosa de Tajuña a su dueño, Antón Díaz, residente en Cifuentes.



En otros textos se habla de su origen celtíbero. En realidad, se trata de una construcción reciente, aunque dé la sensación de tratarse de una aldea muy antigua. Y su responsable fue don Aurelio, un sacerdote enamorado de la belleza del entorno, que heredó los terrenos donde se encuentra este laberinto rocoso.



Incluso el dueño de un establecimiento cercano podrá contar al viajero que se cree que hubo allí una fábrica de papel moneda, que se fabricaría en unas piletas que aparecieron en el monte. Las barandillas fueron colocadas por un sacerdote no hace muchos años.

A la izquierda de la carretera hay una impresionante cascada por el colorido que concede al paisaje que la envuelve, cuya existencia depende del agua que resbala y forma cortinas que alimentan a diversas especies de plantas.



También tenemos la pequeña Cueva de la Mora, a los pies de la cascada.


Me gustó mucho aunque está muy dejada y abandonada, no entiendo como el ayuntamiento de Brihuega o la junta de Castilla - La Mancha no se hacen cargo de ella y la rehabilitan, haciéndola más accesible. De todas formas vale la pena visitarla si se va a Brihuega.

En la parte alta del poblado se encuentra la bonita Fuente de los Siete Caños de Cívica.


Un maravilloso lugar donde simplemente pararse y desintoxicarse del estrés de la vida diaria.


La fuente data del 1.797 o al menos eso reza su inscripción. El agua es absolutamente cristalina, en el pueblo nos contaron varias curiosidades sobre ella. Que el agua es potable y es famosa por sus cualidades curativas. Que guarda la misma temperatura tanto en verano como en invierno (esa zona supera los 30º en verano y baja hasta los -14º en invierno). Y que nunca deja de manar y alimenta la cascada que vimos abajo.

Espero que os guste.

 

Fuente:
https://lacosmopolilla.com/que-ver-en-brihuega-guadalajara/
https://informaciongastronomica.com/lavanda-o-espliego-el-olor-en-la-gastronomia/

Comentarios

  1. Que maravilla de fotos y vídeo. Quería ir, pero ya no me hace falta....sólo con la descripción que haces, las imágenes y vídeo...es como si hubiera estado allí. Gracias por compartirlo

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  2. Hola Toñi,

    Muchas gracias por pasarte y comentar, me hace mucha ilusión que os guste lo que comparto aquí.

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